Cortafuegos

CortafuegosHace ya un tiempo que me leí Cortafuegos, la última aventura en órden cronológico del inspector de policía sueco Kurt Wallander.

En esta ocasión Mankell, cansado de inventarse historias cada vez más rocambolescas y escabrosas, recurre a la tecnología, y más concretamente a una novedosa Internet (la novela está escrita en 1998), para crear una historia de conspiraciones informáticas mundiales.

Supongo que leída justo cuando se publicó en 1998, esta clase de crímenes informáticos a escala mundial, cometidos por gente que contacta a través del ordenador, sonarían bastante a ciencia ficción y harían volar la imaginación de los lectores hasta límites insospechados. Quizás incluso mucha gente se interesó por Internet a través de este y otros libros parecidos, pero la verdad es que leída hoy en día ni sorprende, ni emociona, ni hace volar la imaginación.

Algunas de las expresiones y de las reflexiones de Wallander suenan bastante ridículas y demuestran el desconocimiento de Mankell sobre Internet. Un desconocimiento que seguramente en aquella época era compartido por muchos, lo que en cierto modo puede llegar a disculpar a Mankell.

Lo que no es comprensible es que todo el atractivo de Cortafuegos, sea la novedad de la tecnología utilizada en el caso, y no una historia trabajada y que realmente enganche. Puede que sea demasiado duro juzgar este libro por parecer viejo y desactualizado (como el hombre del anuncio), aunque también pienso que ninguna de las novelas de Agatha Christie parecen viejas leídas hoy en día, y eso que el asesino mataba con algo tan poco moderno como un veneno o una llave inglesa, en un tren o en una casa victoriana.

En resumen, Cortafuegos me ha parecido un final bastante flojo para la serie Wallander. Creo que el inspector se merecía algo mejor como colofón para sus aventuras que este flojo complot informático. Supongo que Mankell también acabó pensando lo mismo, y por eso decidió publicar el siguiente libro de la colección, La Pirámide (una colección de casos cortos resueltos en diferentes etapas de la vida de Wallander), para dejar con buen sabor de boca a los seguidores del inspector.