Cinque Terre

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En el post sobre Rainiero nombraba la región de Ligúria como una parte dominada por Génova. Actualmente Génova sigue siendo la capital de la región, y en esta zona se encuentra una de las costas de Italia más conocidas y bellas, la de Cinque Terre.

Cinque Terre se encuentra a unas 3 horas de Florencia, y aún así es una de las costas más visitadas por la gente de la ciudad. Para llegar hasta allí a una buena hora hay que coger el tren en la estación Santa Maria Novella de Florencia hasta La Spezia lo antes posible, el más barato es el de las 6’15 de la mañana, cuesta 8’40 € y te deja en La Spezia más o menos a las 9h. De ahí hay que coger otro tren hasta Riomaggiore, un viaje de unos 8 mintuos que sale a las 10h y cuesta 1’20 €.

Cinque Terre que significa Cinco Tierras, es un Parque Natural tutelado por la Unesco, que le debe el nombre a los cinco castillos de los cinco pueblos que lo forman: Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza y Monterosso (de Sur a Norte). Los pueblos intermedios del Parque solo son accesibles por mar y por los senderos que los unen, no hay buenas carreteras ni tren que los comunique con el interior. Así que una vez que se echa a andar, hay que pensar en que habrá que deshacer el camino o ser valiente y tirar para adelante hasta el final. Eso sí, si intentas hacer el paseo entero lleva agua en abundancia.

En casi toda Italia para ir a la playa hay que pagar, bueno, hay que pagar si quieres ir a las playas que valen la pena, el resto de playas, las públicas y gratuitas son bastante normales y están abarrotadas (asombrosamente abarrotadas). Es curioso este sistema, la parte privada se separa de la pública mediante cuerdas o vallas pequeñas de madera que llegan hasta el agua. A un lado una playa casi vacía con un montón de tumbonas sin usar, y del otro lado centenares de personas apelotonadas, sentadas una al lado de la otra con los pies recogidos para no pisar a nadie, y mirando con envidia al privilegiado que puede estar estirado. Si no puedes aguantar más a los señoritos de la parte privada, siempre puedes ir al agua pública, nadar hasta el agua privada y mearte cerca de alguno de los que viven en ese lado, seguirás igual de apretado cuando vuelvas a la arena, pero puede que te sientas mejor.

Cómo no, en Cinque Terre también se paga por ir a la playa, solo que aquí lo disfrazan con la entrada al Parque Natural (así que en estas calas todos somos privados). La entrada nos da acceso a un paseo de unas 5 horas desde Riomaggiore a Monterosso y lo más importante, a bañarnos en sus aguas. Iremos caminando por el agradable sendero colgado en los acantilados que se ve en las fotos, y nos pararemos allí donde encontremos la calita que más nos guste o en la que haya menos gente. Cuanto más caminemos más vacías estarán las calas, pero hay que tener cuidado en no querer caminar mucho para encontrar la cala perfecta, porque después nos esperará el camino de vuelta y ese a diferencia del de ida, no es tan agradable.

Casi todo el mundo empieza la excursión en Riomaggiore. Nada más bajar del tren nos encontramos con la taquilla para comprar las entradas del Parque, y ahí mismo empieza el sendero que en su primera parte, entre Riomaggiore y Manarola recibe el nombre de «Via dell’Amore«. Esta Vía del Amor es un paseo de unos 30 minutos y es imposible encontrar sitio en las calas de ese tramo. Para encontrar una zona donde estirar la toalla tenemos que pasar Manarola y caminar hacia el siguiente pueblo, Corniglia. Cuanto más nos acerquemos a Corniglia más despejadas estarán las calas, y si lo dejamos atrás podremos tener una cala casi para nosotros solos, pero cuando haya que volver a Riomaggiore a coger el tren te arrepentirás de haberlo hecho.

En definitiva Cinque Terre es un lugar fantástico para disfrutar del sol, del agua y del paisaje, aunque si sumamos los cuatro viajes en tren (dos de ida y dos de vuelta) y la entrada al Parque, puede salirnos un poco caro para ir cada fin de semana. De cualquier manera, si estás por la zona es obligatorio visitarlo como mínimo una vez.