Nos atacan los Vikingos!

Esto es lo que gritaba Rob Heubert en un artículo publicado a primeros del 2003, y parece que las cosas entre Canadá y Dinamarca se están poniendo cada vez más calientes, y no solo por el calentamiento global, sino por como está subiendo el tono de esta disputa que hace ya décadas que enfronta a los dos países.

Y es que las disputas entre países por pedazos de tierra aparentemente inútiles no es solo algo que pase en países como España y Marruecos. Países tan a priori civilizados como Canadá y Dinamarca, llevan años disputándose una insignificante isla, solo algo más grande que Perejil y también deshabitada, situada en el Canal Kennedy, en el helado Océano ártico, entre la Isla Ellesmere perteneciente a Canadá y Groenlandia, que pertenece a Dinamarca.

Emulando a Marruecos, y quizás alentados por su acción, el 29 de Marzo de 2004, el ejército danés desembarcó en la isla, plantando la bandera de su país en lo que actualmente y en teoría es suelo canadiense. Este hecho podía parecer algo de poca importancia, pero cada día los tiras y aflojas entre canadienses y daneses son más contínuos y tienen mayores consecuencias políticas.

Pero, por qué están tan interesados Dinamarca y Canadá en un peñasco helado que sale del mar, donde no pueden vivir ni las cabras que tan tranquilamente pastaban por Perejil?

La verdadera causa se encuentra bajo toneladas de hielo, agua y tierra, que es donde se encuentra una gran cantidad de gas natural y petróleo que pertenecerá al país que sea propietario del Polo Norte. Gas natural y petróleo, no hace falta nada más para que a cualquier canadiense o danés que se precie (sobre todo el Ministro de Ciencia y tecnología danés, Helge Sander) le aflore el espíritu patriótico.

Es entonces cuando el más mísero trozo de roca en medio del mar, capaz de ensanchar la zona marítima de un país, se disputa con uñas y dientes, y tanto los daneses como los canadienses y hasta los rusos, no quieren dejar pasar esta oportunidad, asegurándose el mejor lugar en la parrilla de salida para cuando se pueda explotar la zona.

Pero para conseguir los beneficios de este suculento filón, lo primero es demostrar que la zona es tuya, y por eso los daneses van a invertir millones de euros para reclamar el Polo Norte, primero demostrando científicamente que el fondo del mar en el Polo Norte es una continuación natural de Groenlandia y luego, una vez demostrado, hacer el papeleo oficial.

Canadá y Rusia por su parte, también están emprendiendo acciones parecidas para reclamar el Polo Norte, que actualmente no pertenece a ningún país y es territorio internacional. Y eso que fue Canadá el primer país que a finales de 1950 demandó su propiedad, pero un tribunal internacional dijo que si durante 100 años nadie más lo demandaba en propiedad pasaría a ser territorio Canadiense.

La lucha por el Polo Norte ha empezado, busquen unas buenas butacas en el centro, ni muy cerca ni muy lejos, y prepárense para el espectáculo.