La semana pasada fuimos a ver La terminal, la última película de Steven Spielberg con Tom Hanks y Catherine Zeta-Jones.
Steven Spielberg vuelve otra vez a realizar una película relacionada con la aviación después de Atrápame si puedes, y lo hace repitiendo también con el actor protagonista, Tom Hanks.
La terminal cuenta la historia de Viktor Navorski, un ciudadano de un país ficticio de la Europa del Este que se queda atrapado en tierra de nadie cuando su pasaporte y su visado son cancelados por un atentado en su país. Hasta que la guerra no acabe, Viktor deberá buscarse la vida en el aeropuerto JFK de Nueva York por un tiempo indeterminado.
La historia está más o menos inspirada en la vida de un hombre que hace 16 años que vive en la Terminal 1 del Charles de Gaulle en París. Este personaje se llama Merhan Karimi Nasseri, aunque todo el mundo lo conoce por Sir Alfred, y es un iraní que se quedó sin pasaporte por problemas burocráticos en 1988 y desde entonces está bloqueado en el aeropuerto de Paris. Un bloqueo que ya no existe, puesto que desde 1999 Nasseri ya dispone de sus papeles en regla, lo que le permite salir de él cuando quiera.
Y parece que Sir Alfred se ha acostumbrado tanto a esta vida que no quiere marcharse de la Terminal. Y es que no vive nada mal, tiene un lugar donde dormir, es una persona conocida que recibe cartas desde todas partes del mundo, y encima se rumorea que en el año 2003 Dreamworks, la empresa de Spielberg, le pagó 300.000 dólares por los derechos de su vida para realizar un libro y la actual película.
Película en la que durante dos horas, Spielberg nos muestra cómo Navorski, un individuo cualquiera, lucha para conseguir satisfacer sus necesidades y sobrevivir a una situación fuera de lo común (una de las constantes que junto a los matrimonios con problemas aparece en casi todas las películas de Spielberg). Vemos cómo consigue comida, cómo consigue dinero, cómo encuentra un lugar para vivir, cómo hace amigos, cómo se enamora, y finalmente una vez es aceptado y reconocido por todos, cómo puede realizar su máxima aspiración. En una palabra, lo que todos hacemos.
Spielberg consigue momentos realmente divertidos y algunos con una fuerte carga dramática bastante bien resueltos (gracias sobre todo a Tom Hanks y a Kumar Pallana), pero quedan deslucidos por otros más desafortunados y sin gracia, de los más típicos y tópicos del cine americano. Al final la película acaba convirtiéndose en una simple acumulación de momentos y nunca se llega a tener una sensación de unidad en la historia.
Aunque ya he oido por ahí la divertida broma de que en esta película hace un papel a medias entre Forrest Gump y Náufrago, Tom Hanks consigue una buena interpretación, quizás de lo mejor de la película junto al divertido Gupta, personaje interpretado por Kumar Pallana.
En resumen, una película que pese a tener algunos momentos buenos, son los menos, y no consigue estar a la altura de sus últimas producciones.
para mi la peli sta re buena…
a la mieerd los q piensen q no
es una porquería bobeta
Lo k es cierto que lo habria exo muxo mejor la Angelina jolie que la Z. Jones!!!!
Me alegra saber que Sir Alfred por fin podrá pagar el alquiler que debe, desde hace 16 años, al aeropuerto de París, gracias a los 300.000 dólares que ha cobrado de Spielberg. Pero no se si le llegará para seguir pagándolo durante mucho tiempo mas, alquilar un aeropuerto como domicilio debe de salir caro. Vaya, a mí, mi pequeño estudio me sale por una pasta 😉
Es cierto, la Zeta-Jones sobra en esta película, no por que sea ella, sino porque el personaje es totalmente prescindible.
Totalmente de acuerdo contigo, y añadería que Catherin Z-Jones tiene una actuación mediocre, no le ví conexión con Tom hanks.
En fín, que se me hizo un pelín larga.
Un saludo.