El mito de Bourne

El domingo de la semana pasada fuimos a ver El mito de Bourne de Paul Greengrass con Matt Damon, Franka Potente y Brian Cox.

Dos años después de interpretar por primera vez a Jason Bourne, Matt Damon vuelve a meterse en el personaje para cumplir la promesa que hizo al final de la primera parte: Acabar con ellos si no le dejaban en paz. Y en esta película no le dejan en paz, así que durante casi dos horas Bourne intentará cumplir su palabra, procurando que no le maten en cualquier callejón, mientras intenta superar su amnesia para descubrir quién es.

Como en El caso Bourne, hay persecuciones, tiroteos, explosiones, luchas y Bourne, mucho Bourne. La diferencia, y la principal razón para ir a ver la película, es que las escenas de acción son mejores que las de la primera parte. Y especial atención merecen las persecuciones, que superan a las de su predecesora y son de las mejores que se han visto en el cine desde Ronin. Es una lástima que John Frankenheimer muriera justo antes de que se produjeran estas películas, porque habría sido el director pefecto para la serie.

En esta entrega Bourne se pasea por la India, Italia, Alemania y Rusia, lo que consigue que la película y toda la historia sean mucho más creíbles y reales, por lo menos para los europeos, que aunque estamos acostumbrados a ver películas que se desarrollan en Wisconsin, Boston, San Francisco o Maine, muchas veces no tenemos ni idea de donde localizarlas en un mapa.

El mito de Bourne está más o menos basada en la segunda novela de la trilogía que Robert Ludlum creó sobre este agente de la CIA. La siguiente y última es El ultimátum de Bourne (The Bourne Ultimatum), de la que seguramente no faltará la versión cinematográfica con el incansable e indomable Matt Damon. Un Matt Damon al que le viene que ni pintado el papel de este asesino bueno, de largo mucho más real y actual que el agente con licencia para matar 007.

En resumen, una buena película de acción que aunque tiene la misma estructura que la primera parte, la supera en muchos sentidos. Te recomiendo que antes de ir al cine veas la primera parte, y si la viste hace mucho tiempo, no irá mal que la vuelvas a repasar. En esta segunda parte se dan muchas cosas por sabidas, y es por eso que la trama en algunos momentos puede resultar un verdadero embrollo.