Robinson Crusoe

Por fin he terminado Robinson Crusoe de Daniel Defoe.

Es una edición de mayo de 2004, en la que se incluyen las dos partes de este gran clásico de la literatura publicado por primera vez en 1719, y traducida al español por Julio Cortázar hace más de 50 años.

La primera parte de Robinson Crusoe, es el libro que originalmente se tituló La vida y extrañas y sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe, y la segunda parte, aparecida cuatro meses después de la primera se tituló Más aventuras de Robinson Crusoe. Actualmente se las conoce simplemente como Robinson Crusoe, a secas.

Me apetecía leerme un clásico, así que me decidí por un libro que hacía tiempo que perseguía, y más desde la aparición este año de esta edición tan cuidada de Mondadori, que incluye las ilustraciones originales para la edición de 1840 de J.J. Grandville.

Pues bien, me he llevado una gran desilusión con Robinson Crusoe, y es que se me ha hecho muy aburrido, sobre todo la segunda parte, que no me importaría no haberme leído. La primera se puede aguantar bastante bien, pero cuando Robinson abandona la isla la cosa deja bastante que desear. Sus aventuras previas y posteriores a la isla son bastante mediocres. Si encuentras una edición que solo contenga la primera parte de las aventuras, ya tendrás suficiente. Es muy aburrido leer escenas o pasajes que no son nada interesantes y que uno nota que están ahí para llenar hojas (la escena de Viernes haciendo de payaso en las montañas es lamentable).

Lo peor del libro son las imprecisiones que tiene, y esa apariencia de improvisación que planea todo el rato sobre la historia. Y no soy el único que encuentra imprecisiones, dudas y contradicciones. De hecho, muchos críticos le echan en cara a Defoe que no fuera muy pulido con sus escritos.

Por ejemplo según las cuentas de Daniel Defoe, Robinson estuvo en la isla durante 28 años, pero es que el mismo Robinson también lleva sus cuentas en la historia, y éstas dan una suma de 24 años. Pero es que encima, los críticos que han estudiado la obra hasta el más mínimo detalle, dicen que según las fechas y tiempos descritos por Defoe, Robinson estuvo en la isla 27 años. Total, un galimatías.

Y es que parece ser que Defoe veía más en la literatura una forma de hacer dinero que un arte. Así, se imponía unas fechas de entrega demasiado exigentes y cobraba por páginas. Para Robinson Crusoe se comprometió con su editor para escribir 367 páginas en dos meses. Es normal que no le quedara tiempo para repasar las páginas, corregir las incongruencias y depurar el estilo.

De todas formas, Robinson Crusoe está considerada como la precursora de la novela moderna, sobre todo por el tratamiento que dá a lo más cotidiano de la vida, durante la estancia de Robinson en la isla. Por otra parte hay que reconocer que Robinson Crusoe, el hombre, es uno de los personajes más importantes de la literatura universal, que prácticamente ha eclipsado a su autor convirtiéndose en un mito. Es quizás el magnetismo del personaje, su lucha contra la naturaleza salvaje, sus ganas de seguir adelante y su absoluta fe en sí mismo, lo que te hace seguir leyendo, y lo que hace que todo el mundo haya deseado alguna vez convertirse en un Robinson.

Nombre que por cierto está en el diccionario de la Real Academia Española y que se aplica a la persona que en cualquier aspecto de la vida permanece aislado de los demás.