Shrek 2

La semana pasada fuimos a ver Shrek 2. Nos gustó, pero esperábamos algo más. Las críticas decían que era una película divertidísima, que rompía el típico aquél de «segundas partes nunca fueron buenas», y que incluso era mejor que la primera. Pues no, Shrek, la original, la primera, es mucho mejor que esta secuela, y para buenas segundas partes me quedo con Toy Story 2.

En esta película falta acción. Durante la primera media hora apenas pasa nada, estás esperando a que acabe este prólogo y empiece la acción y la aventura, pero eso no ocurre. Hay gags graciosos, eso sí, incluso alguno que ya se usó en la primera parte, pero no hay una aventura que te enganche. La cosa va más o menos dando tumbos hasta que aparece el Gato con Botas, sin duda lo mejor de la película, pero ni el gato con esos ojos y con esa voz consigue tirar de toda la película.

En la primera película, la historia era sencilla, era divertida y por eso era buena: un ogro debe rescatar a una princesa de su cautiverio en un castillo con dragona, para entregarsela a Lord Farquaad y así recuperar su ciénaga. A partir de ahí con unos pocos guiños, algunos gags muy bien puestos y unas voces muy bien escogidas, salió una película perfecta.

Pero en esta segunda parte la historia ni es tan sencilla, ni es tan divertida: Shrek debe enfrentarse a la poderosa Hada Madrina, al apuesto Príncipe Encantador y al Gato con Botas, famoso por matar ogros, para demostrar al Rey que quiere a su hija por encima de todo.

Está claro que la historia no es ni mucho menos divertida, es demasiado pastelosa y a veces aburrida. Al convertir al Gato con Botas en aliado de Shrek al poco de aparecer, solo quedan como malos la Hada Madrina y el Príncipe Encantador, y la verdad, son dos malos bastante flojos. Lo único que esperas es ver qué gag o guiño viene a continuación para poder reirte un poco (muy bueno el del pozo), porque la historia de la pócima y del baile deja bastante que desear. Tampoco encuentro muy acertada la canción de Ricky Martin al final, quizás en EEUU esa canción esté de moda ahora, pero aquí hace ya años que no se escucha.

Eso sí, técnicamente es perfecta, hay escenas que parecen filmadas en escenarios reales. Sigue habiendo gran cantidad de gags y guiños graciosos. Cruz y Raya están geniales en las voces, y el nuevo personaje de Gato con Botas, que se come a los demás personajes en cuanto aparece en pantalla, ayudan a decidir recomendar la pelicula.

En definitiva, una película que ha perdido toda la locura y el atrevimiento de la primera parte, pero que se aguanta gracias al Asno, al Shrek ogro, porque el Shreck humano es horroroso, y por lo único realmente bueno en esta segunda entrega, el Gato con Botas, verdadero triunfador de la película.